Decía Richard Feynman que “la inteligencia no es la habilidad para recordar y repetir, como nos enseñaron en la escuela.

La inteligencia es la habilidad para aprender a desde la experiencia, resolver problemas y usar
nuestro conocimiento para adaptarse a nuevas situaciones”.

Demos valor a lo aprendido hasta el momento y a focalizarnos en lo que aporta valor a nuestros clientes. De ese modo, podremos afrontar la evolución constante en la que estamos inmersos.

Mismos problemas, mismas soluciones. Sin embargo, cuando un factor de la ecuación es la parte humana, raramente es útil la regla de tres.